El lavadero es una habitación a la que solemos hacer poco caso. Es el punto de acceso principal de la vida diaria, donde tiramos las botas llenas de barro y ordenamos la colada. Una habitación con una finalidad práctica en la que pocos pasan más tiempo del necesario.

Quizás precisamente por eso, tener un magnífico lavadero nos produce una sensación de pura energía. Oculta la lavadora y la secadora y combina un práctico espacio de almacenaje con una encimera espaciosa, si es necesario, con fregadero. Así será mucho más divertido tener bajo control las tareas prácticas del día a día.