Knud Boel Troelsen fundó la empresa de cocinas Kvik en 1983, justo en el centro de Jutlandia. Este emprendedor contratista había oído los comentarios de la gente sobre los largos plazos de entrega imperantes en el sector de las cocinas, así como la poca transparencia en las ventas y el servicio, todo ello a precios elevados.
Knud opinaba que tenía que poder hacerse mejor y que los clientes ansiaban una combinación de flexibilidad, calidad y accesibilidad. Faltaba un «estilo Kvik» en la forma de vender cocinas. Los consumidores debían sorprenderse para bien.